martes, marzo 20, 2007


Una vez más me sorprendo despertando de la locura escuchando la canción que tiene más sentido que nunca: se clava poco a poco sin dejarme respirar; cada nota me ahoga un poco más, arrastrando mi cara contra el polvo. El viento reseca mis mejillas como si nunca se hubieran mojado. Todo mecánico, inerte, sin sentido, allá arriba es libre, movimiento. Y el pecho aprieta un poco más a cada segundo.

viernes, marzo 16, 2007



Un día te agachas y encuentras un billete en el suelo. Parece suerte pero… ¿quién sabe si al agacharte has dejado pasar la oportunidad de conocer al amor de tu vida? Quizás, si no hubieras perdido tiempo en pararte a por el billete, hubieras llegado en el momento justo al lugar adecuado en el que un cajero se volvía loco y escupía decenas de billetes de 50 euros. Todo es relativo ¿o no lo es? Nadie puede saberlo. Todo es azar ¿o está escrito?


Algunos piensan en el destino como algo marcado, otros como efímero. Quizás ninguno tenga una verdadera Razón. Lo único seguro es que todo el mundo tiene la sensación, verdadera o no, de decidir su propio camino. No hay que mirar hacia atrás, pero sí a los lados al cruzar en busca de esa calle perdida de muros de piedra y argamasa.

lunes, marzo 05, 2007

El charco: primera parte


Vi cómo me miraba el charco. No tenía ojos, pero observaba; no le vi boca, pero me habló. Susurraba palabras que sonaban como una cascada lejana. Un seseo serpenteante silbaba en mis oídos como una sirena varada. Me contó la vida del agua, el aire subacuático y cómo volaban los peces en él. Los minutos se convirtieron en horas, y las horas en días. No podía dejar de oír las historias del agua, narradas con la sabiduría que transmitía el charco. Allí morí, agachado junto al agua, maravillado por todo aquello que ahora podría sentir y que pocos lo harían jamás.