miércoles, junio 13, 2007

Cuestión de suerte... o no

Estamos hartos de hablar sobre la suerte que tenemos. ¿Quién no ha dicho alguna vez que tal día tuvo mala suerte por llegar tarde a esa cita, o que la fortuna le sonrió con eso de estar en el sitio adecuado en el momento correcto. La suerte es algo que nos acompaña en nuestro día a día. Pero lo que ahora expongo es un concepto totalmente nuevo: la ausencia de suerte. Esto no implica en absoluto que sea mala suerte, sino que, sencillamente, la suerte no está. No es que pasen cosas buenas o malas y que eso sea achacable a la suerte, al azar, a los hados que protegen o atacan nuestra vida… sencillamente es que se está solo ante el peligro. Esto implica que nunca va a pasar nada totalmente malo, nada grave acecha, pero tampoco hay que esperar algo bueno en la vida… esto no llegará. Básicamente la cosa va así: todo es una rutina, con altibajos, pero eso no significa que va a ser bueno o malo. Si un día parece estar tintado de buena suerte, será simplemente porque si hubiera otro camino, éste sí que sería afortunado o desdichado. Las opciones que se plantean entonces rozan la metafísica, ya que no pocos interrogantes sobre si es suerte lo que afecta para que todo siga su curso habitual, sin accidentes que incidan de forma negativa, aunque para eso se sacrifique un poco de buena suerte. Aunque también podemos verlo por el otro lado: si hay ausencia de suerte en la vida de una persona, eso significa que los “golpes de suerte” no son tal, sino que se adelantan a otros efectos más extremos. Esto implicaría que algún “sistema” superior a la suerte tendría que influir sobre ésta directamente, sin que la suerte tuviera nada que hacer. Sólo quedaría desentrañar los mecanismos que mueven esta desconocida fuerza que es la que controlaría el destino realmente. Yo, humildemente y sin más pretensiones, he determinado llamarlo “sustancia”, que sería el eje real del espacio-tiempo.
La teoría queda un poco larga, así que iré ampliando en futuros posts.