miércoles, febrero 13, 2008

El silencio

No hay sonidos, todo se ha parado, no hay rumores de agua ni motores gritando al oído. Parece como si el mundo estuviera detenido en un remolino de vacío del que fuera eterno escapar. Y no existen duendes fuera. Los gatos acechan cada presa, las panteras no dejan de mirar de reojo ni un segundo y una bandada de cuervos revolotea alrededor de una bola de espinas y ramas secas.

La sal reseca remarca una mejilla curtida por el sol de medianoche y un refresco que recuerda a un desierto. El viento sopla a través de mis ojos, inundando mi cuerpo de palabras varadas a la orilla del río. Un rayo recorre el cielo, tambaleándose, como si el hilo que sujeta su cuerpo estuviese a punto de partirse, resbalando chispas en un árbol vetusto y noble.

Esa noche fue ayer, y la niebla no se ha marchado aún, como si disfrutase ocultando la verdad a los ojos errantes.
¿dónde estás que te pierdes por todas las partes que no caminas?, ¿dónde quedaron tantos viajes infinitos de la mano de peter pan y campanilla? ¿en qué momento se te olvidó soñar viendo a los niños tirar piedras mientras jugabas con pajaritas de papel y muñecos de cartón?
de pie, inmóvil, ahogada en un vino barato que te quema la sangre, te ríes, aburrida, de tus chistes malos. vomitas palabras que no te pertenecen, nombrándote soberana del mundo que te rodea, saboreando copas de ron que no pagas (bendita línea que separa la locura de la cordura insana). apuras el último cigarrillo, alargando el momento de salir del antro insolubre del que te sientes reina. no tienes sueño, no quieres dormir por miedo a no despertar..., ¡tienes tantas cosas que hacer mañana...!no quieres entrar en la diminuta alcoba donde haces el amor a hombres sin rostro que naufragan entre tus piernas. te pierdes sin remedio por todos los rincones. despacito, sigues caminando despacito...