domingo, enero 03, 2010

Hoy me desperté mañana

Al oeste de la frontera, donde el papel de fumar es lo más grueso que separa el universo, unas lágrimas de plástico azul destiñen de rojo una mirada cargada de sentimientos y añoranzas. Frente al espejo observo una cara que no es la mía, que querría que lo fuera, pero no lo es… y exploto en silencio mientras un gato negro corretea entre cubos de basura allá abajo.

Hoy me cuesta imaginar, no ya pensar en un mañana apagado y gris, en el que el único color está demasiado lejos como para maravillarme. Me siento pesado, estúpido incluso, y no me quedan palabras en mi garganta que sepan explorar más allá de mi mente.

Dragones voladores y un caballero negro que avanza en la espesura sin más pretensión que alzar su brazo en contra de trasgos y duendes del bosque que observan tras el follaje acechando, como siempre, a que un guerrero de la orden de atacar a su presa.

Y en medio de este oleaje, recuerdo cada día ese bar de tablas de madera en el que me sentí el ser más insignificante y a la vez más afortunado, en el que todo comenzaba a tener sentido por primera vez y que seguía sin conocer un nombre que me suena tan absurdamente mal sin tener culpa más allá de la incomprensión. Recuerdo ese refresco que me supo tan amargo como el de la última vez, y no paro de pensar en que querría volver a tomarlo todos los días de mi vida.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

precioso....núnca dejes de ser tú...el de siempre...el k sabe decir esa palabra cuando es el momento...y capaz de transmitir un abrazo a 90 km...un abrazo y un beso morenno

1:25 a. m.  

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