miércoles, mayo 30, 2007

Maldito duende


Anoche me ahogué y hoy estoy muerto. Todo lo que hice no valió para asustar a ese duende que apretaba mi garganta más y más mientras reía tan alto que sólo yo podía oírlo.
Sus codos huesudos se apoyaban en mis hombros arañándolos como si fueran de mantequilla. La agonía duró poco, tan sólo unos minutos antes de dejar de moverme dentro de mi propio cuerpo.
Ahora estoy sin vida, sin nada por lo que moverme. Por dentro estoy muerto, podrido, negro. Parece que todo pueda acabar justo cuando mi piel se entere que está vacía, y no lo hace. Sigue dando pasos, mirando, observando sin mente, sangre ni aire. Pronto caerá, ono, no lo sé.. tan sólo es una sombra de lo que pudo y ya se acabó, lo que me gustaría y no siento, lo que falta y nunca estuvo, lo que es y no será jamás. Miles de contradicciones absurdas sin sentido, principio ni fin.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

INSTANTE

el instante es el cruce de dos tiempos/
o el cruce de dos rumbos
o el cruce de dos vidas
un cruce en fin
y sin embargo
en un instante cabe un mundo
enorme o tan minúsculo
que acaba en un cerrar de ojos

en el instante se concentran
los sentimientos las alarmas
los vaticiones del futuro
y los sobrantes del olvido

un cruce en fin
un santiamén

defensa propia del señor don mario benedetti. aquí, por todos los malditos duendes agónicos y perfectos.

desaparecida, pero siempre leyendo, siempre queriéndote.
clementine

3:21 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home