viernes, mayo 25, 2007

Moonbow: la Magia de la Noche


Alguna vez que otra he soñado con un paisaje más o menos así. La verdad es que no tenía ni idea de que se pudiera dar este fantástico fenómeno, aunque sea bastante lógico, por otro lado. El caso es que en mis indagaciones internetiles me topé por casualidad con imágenes así, y la verdad es que estuve varios minutos absorto recordando aquellos sueños en los que el bosque era el marco de fondo de un escenario lleno de Magia y baile a la luz de la luna. No puedo describir el torrente de sentimientos que se vinieron a la cabeza en un segundo, tan sólo que me sentí asfixiado por tantos recuerdos contradictorios creados a lo largo de toda mi vida. Ahora son pasado, pero sigo teniéndolos presentes en la forma que se debe: información de la que aprender. La experiencia que tengo, aunque para otros puede ser ínfima, para mí significa aprender de muchas lecciones, reveses y empujones que te hace el “destino”, la “vida” o, quizás, simplemente uno mismo… aunque para el caso es lo mismo. Llega un momento que todo lo que se aprende va a servir en algún momento de la vida, por muy absurdo o enrevesado que parezca. Es por esto solamente por lo que siempre me he propuesto absorber lo máximo que pueda durante el mayor tiempo posible. Y no todo son conocimientos “tradicionales”, sino vivencias, experiencias, conversaciones, puntos de vista… y son estas últimas cosas de las que aún poseo poco, y no creo que algún día tenga suficiente, no puedo tenerlo. Quizás sean las puertas de un cambio lo que escriben estas letras pero, aún así, lo que deseo por encima de todo es compartir con todo aquel que lo desee sus conocimientos, sus recuerdos, sus secretos, su carácter, su vida.

Me siento orgulloso de recuperar ese espíritu que creía perdido, orgulloso de jalar de cuerdas que siguen estando ahí por mucho que se quemen, de conversaciones en soledad que descubren mucho más de lo que cualquier otra cosa pueda descubrirme, de sentir el arropo del mundo cada vez que doy un paso, del aire frío que respiro en esos paseos solitarios al atardecer, de esa cerveza anónima en el parque lleno de recuerdos… miles y miles de momentos que vuelven a brotar, esta vez de la forma más intensa posible… por ahora.