lunes, enero 08, 2007

Desvaríos de un alma


Este comienzo de año ha sido muy diferente a los del resto de mi memoria. He tenido revelaciones que no creí que existiesen, y explicaré el porqué: he descubierto algo impresionante que amenaza las leyes de la Física, mi Física. Un buen día descubres que esa frase de “eres único entre un millón” empieza a cobrar vida y traspasar las fronteras de lo que significa para tomar forma en un sentimiento mucho más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. Tras varios días de meditación y una final prueba empírica, he llegado a la conclusión simple que las personas tienen un alma gemela en algún lugar del planeta. No importa raza, ni seco, tan sólo hay que seguir unas sencillas normas, pero que son definitivas para encontrar ese pedazo de ti.

Cuando digo alma gemela, todo el mundo se imagina otro “yo”, perfectamente definido, incluso yo lo creía así, pero nada más lejos de la realidad. La verdad es que nos encontramos diseminados en muchos diminutos pedacitos por todo el mundo. Estos pedacitos del alma, por alguna maravillosa reacción que se me antoja química, se intentan acercar lo máximo posible, y en algunos casos se consiguen reunir dos de ellos, formando una perfecta comunión entre sus portadores. A mí me llegó el turno hace ya más de una década. Los pedazos estuvieron toda su existencia dando vueltas de aquí para allá hasta que consiguieron reunirse al fin. Pero no todos los pedazos “vienen al mundo” al mismo tiempo. Existe una constante universal en la que se basa la creación de estos pedazos y que, para simplificar, se dilata 8 años, eso si, en pares. De esa simple premisa se derivan los vacíos que millones de personas sienten cada día. 8 años no es nada en la eternidad, pero son todo un abismo en la vida de una persona. Si un pedazo surge hoy, otro más surgirá con él, pero si no logran encontrarse, tardará otros 8 años en aparecer otro par de pedazos. El espacio de creación de este par “coexistente” de pedazos puede ser variable, pero nunca es un impedimento clave para que la fuerza de atracción que entre ellos se experimenta haga su trabajo y se agrupen cada vez más.

Son en las situaciones en las que vemos un punto de inflexión de nuestra vida en la que nuestro pedazo y los gemelos hacen su magia para juntarse, tan sólo puede existir un problema: el portador. Este ser es el fin último y, por ende, el que tiene la potestad de decidir si algún día se fundirán esos pedazos o no.

Pues bien: después de la teoría viene la práctica. Como caso práctico no conozco ninguno mejor que el mío. Como dije anteriormente, hace casi más década que dos de esos pedazos se unieron, el que me pertenece y otro más. 8 años después, otro par de pedazos surgieron, pero no ha sido hasta ahora cuando encontré a uno de ellos. Con este proceso, ya son tres los pedazos que están conectados entre sí, llenando a los portadores de una felicidad que desgraciadamente muy pocos lograrán encontrar nunca. Sólo puedo sentir lástima por ellos. En lo que concierne a “nuestros pedazos”, sólo decir que me siento muy afortunado y feliz al levantarme cada mañana y sentirlos ahí, dentro de mí, dentro de vosotros. Es todo un placer, un lujo, un privilegio tener algo así. Sin desmerecer a ninguno de los dos pedazos “ajenos al mío”, decir que espero que los vuestros se unan como lo han hecho con el mío, sé que sería mágico ese momento. Hasta entonces, cada mañana despierto con esa ilusión.
Gracias por estar ahí, no hace falta que os diga quienes sois, ya que lo sentís igual que yo ¿verdad?

1 Comentarios:

Blogger clementine-amelie dijo...

...

pedacito

11:09 a. m.  

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