sábado, diciembre 09, 2006


Rojo y negro, par e impar. Las apuestas no tienen ya sentido. Todo lo ganado es ahora una nube efímera que se desvanece ante los ojos del jugador arruinado. Toda su fortuna, ahora pedazos de plástico sobre la mesa que se arrastran hacia la esquina de la banca, es lo único que le quedaba. Ya no queda nada. Nada por lo que vivir, por lo que sonreir. No puede sentir la lluvia como lo hacía antes, ya es absurdo. La mirada se gira a su alrededor, todos ignoran ya su presencia... no tiene sentido ninguno fijarse en alguien que no aporta vida o juego a la sala.
La pistola descansa sobre su mano, ya inerte, entre un reguero de sangre que se ríe de su fe ciega en el rojo.

1 Comentarios:

Blogger clementine-amelie dijo...

¿de su fe ciega en el rojo...? feo veo el frente...

te sigo invitando a un café...

achuchón

10:13 a. m.  

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