Los tentáculos de la película
Hoy todo corre más rápido. Lo sé, pero no lo siento. Veo el reloj girar a velocidad increíble y, aún así, me siento en una butaca a observar desde fuera la vida pasar con un gran cuenco de palomitas. No sé el final, de lo único que tengo certeza es que el rollo está parado en esta mañana de Diciembre, recibiendo la luz del foco del proyector… pronto se quemará la película, está atascada. La banda sonora es una vieja canción de Muse que resuena en mis oídos como un taladro que está desenchufado. Ya no más lágrimas, se acabó ponerse sentimental por un trozo de celuloide. Los actores ya están en sus grandes mansiones, rodeados de lujo por todas partes menos en su interior. Sólo un pobre guión sigue enganchándome cada día a sentarme delante del lienzo a observar impasible cómo se quema el fotograma un poco más, esperando que arranque algún día, que siga la acción más allá de la música.
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