jueves, mayo 22, 2008

Un dragón en el tejado


Un dragón en el tejado, mirándome impasible, casi de piedra. Anoche cuando llegué a casa ya estaba ahí. Tenía muchas escamas rotas y quería que se las curase, aunque no sé muy bien cómo se puede curar una herida a un ser mágico. Según tengo entendido, hay que saber qué tipo de dios es: asiático, africano, americano… cada parte del mundo tiene un dragón diferente en su cultura, de hecho son los dragones los que hicieron que hubiese esta diversidad de pueblos y creencias que ahora vemos.

Antiguamente, cuando los dragones reinaban en Sasquia sin esconderse de los humanos, había siete clases bien diferenciadas: los seis inmortales y Sehkrim, el mayor y más poderoso y sabio dragón que hubo jamás, pero también el más confiado. Una noche, Atlvlad invitó a ambrosía a Sehkrim. No había ningún alimento que pudiera matar al gran dragón, pero eso no era comida, sino una poción elaborada por las parcas mayores de Sishbelt, dueñas de la muerte.

Muerto Sehkrim, los dragones formaron dos bandos rivales que lucharían por la supremacía. Así, Atlvlad, Humboldt, Goldfishk y Rikkesh se enfrentarían a Drachull y Munanvalkuainen. Y este último es el que estaba esa noche conmigo, abriéndome su corazón a la lucha divina que se libraba sin que los mortales lo supieran.

- Estoy herida, por eso estoy aquí.

- ¿Qué podría hacer por ti? Sólo soy un humano. ¿Dónde está Drachull? Él podría ayudarte, es tu compañero ¿no?

- Está hechizado, pero eso cambiará hoy. Por eso estoy aquí.

- ¿Está cerca? Quiero ayudarte, pero no sé cómo.

- Sólo cierra los ojos, yo haré el resto.

De repente, noté como si me elevaran cientos de metros por los hombros y me dejaran caer al vacío, y cuando abrí los ojos vi cómo esa sensación era real, Munanvalkuainen me había soltado en medio del cielo, y cada vez sentía el suelo más cerca. Pero no grité, estaba tranquilo, como si nada de lo que hiciera fuera a servir de algo. Y justo antes de que mi cuerpo se estrellase contra el firme, me transformé. Ahora sé bien lo que pasó, pero entonces estaba aturdido, sólo noté una explosión de color cereza a mi alrededor y cómo, de pronto, podía volar. Ya no era humano, se había roto el hechizo y ya volvía a tener mi forma, la forma de Drachull.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

esto lo leíste cierto?..

3:13 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home