martes, enero 08, 2008

En el fondo del río


Las cabezadas me traen de nuevo a ti. Puedo alargar la mano para intentar rozarte el cabello, y no estás ahí. Cada noche, la cama crece hasta el infinito esperando que veas tu trozo para dormir juntos, como aquel día. Ya nada será igual, todo ha cambiado. Hasta la luz del sol parece más oscura. Y tú seguirás ahí, entre códigos y papeles, esperando un descanso para reír con alma de niña.

La última cerveza me supo más amarga y agria junto al río anoche. Allí donde te he pensado mil veces, donde te descubrí, donde te quise, donde lloré y reí contigo. Ayer todo era distinto allí. No había pájaros, ni el sonido del agua me abrazaba como antes. Sólo estaba el frío… el frío y el silencio.

Quizás haya llegado el momento de dejarte ir, por mucho que me duela, por mucho que no quiera. Quizás sea lo mejor. Mereces alguien bueno a tu lado, y yo no lo fui nunca contigo. Han tenido que pasar noches enteras en vela para darme cuenta de la realidad, de que sólo debo ser uno más, alguien al que olvidar, alguien al que no se puede querer. Siempre estaré ahí, intentando que no sufras, luchando porque encuentres lo que te mereces, intentando lo único que siempre se me dio bien: velar por ti en la distancia.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

ufff! no me imagino cómo debe de andar tu alma..., hace que no hablamos

siempre aquí, clem

1:22 p. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

por cierto, ¿dónde está clementine?

1:23 p. m.  
Blogger Ada dijo...

Quizá soy yo una de las que más entienda el significado de cada una de tus palabras. La aventura del amor es a veces demasiado agria para que compense... Quizá la distancia da la felicidad, porque te deja otear distintos horizontes. Aún con todo, no te rindas. Queda mucho por vivir. ¿Miramos el sol ocultarse en el embarcadero juntos? a lo mejor encontramos una buena respuesta... Cuídate. Gracias por todo y por leerme. Yo te veo en la distancia, muy cerca...

10:00 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home