domingo, agosto 12, 2007

Hacia el final del laberinto


Buscando una mora encontré una morera. Tierna y dulce, salada y delicada. El fuego poco a poco se acercaba, acechando, cada día que pasaba, cada palabra era una alerta que se encendía para alejarme… y no lo hice. El incendio devoró todas las hojas, todas las ramas, todas las moras… la dulzura había vencido a la estupidez. Nada sería lo mismo, todo seguiría igual. Las ramas seguirían creciendo, los brotes creciendo con buenas palabras. Y sin embargo, el silencio se había adueñado de sus raíces.

4 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

el silencio se había adueñado de sus raices...

en el final del laberinto, clem

10:49 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

y sin embargo, dudo que la dulzura haya vencido a la estupidez. y que todo sea lo mismo. y que todo siga igual. y que las ramas y los brotes crezcan con buenas palabras. y que el silencio se adueñe de sus raices...; eso es lo que más dudo, que el silencio pueda callarse...

aún en el final del laberinto, clem

2:09 p. m.  
Blogger ~or! dijo...

...el caso es que el fuego no se llevó la morera que tanto gusta.

Eso está muy bien xD
<3

6:15 p. m.  
Blogger Ada dijo...

Son las palabras sabias las que crean un posterior silencio, mientras recapacitamos. La estupidez nos hace sabios, porque aprendemos. Y una simple sonrisa rompe todos los silencios arraigados... Nada es lo que parece. Me encantan las moras y más aún tus palabras

5:26 p. m.  

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