jueves, agosto 09, 2007

Duende de la noche


La ciudad está muerta, hay gente, pero nadie vive. Todos ríen, bailan, beben y se drogan al son de un dios que no existe tan sólo en sus mentes que se limitan a creer en un hoy absurdo que nunca llegará. Siempre revive el ayer. El día de resaca se convierte en el examen de una verdad incómoda: la noche sólo estuvo en su cabeza. No hay duendes ni hadas más allá de la copa que fríamente sostienen en su mano como un preciado tesoro al que abandonar por otro más suculento.
Y en medio de este enjambre que se refleja en el brillo de todas las miradas, se esconde un pequeño ser brincando de aquí para allá, entre piruetas y cascabeles insonoros que agita invisibles alrededor de cada palabra, de cada gesto de tristeza enmascarada.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Me gusta saber que sigues sintiendo esa magia invisible que nos envuelve, la misma que sólo tú sabes magnificar de esta manera.

Sueños,

a dreamer.

2:09 p. m.  

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