lunes, octubre 01, 2007


Hoy sentí vértigo al mirar mi alma reflejada en una piedra. Todo el conocimiento estaba ahí incluida mi alma, ese pedacito que no se pude ni llegar a considerar insignificante porque suena demasiado importante.

Hoy vi mares de lava, volcanes en erupción que con sólo su tronar ahuyentarían al caballero más valiente. Todo estaba ahí: guerra, desolación, amor, naturaleza, suerte, cielo y estrellas, agua y tierra. Nada había escapado a la colección de sentimientos que asolaban la escultura de piedra, inmóvil, persistente, impenetrable incluso para ella, envidiosa de aquellas esculturas de carne que podían moverse a su antojo, como si de algo normal se tratase. Y debajo decenas de ratas luchaban por derrumbar lo poco que quedaba de ella, royendo la piedra, restregándose contra ella agrietándola y llenándola de musgo marrón y seco.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Aunque esté fría, envidiosa del movimiento, desgastada...La escultura de piedra ha sentido, siente. Y eso ha valido la pena.

a dreamer.

8:11 p. m.  

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