lunes, enero 29, 2007

Moebius


Todo gira, todo fluye, todo cambia, muta... pero es lo mismo. Un círculo cerrado en lo que menos importa es lo que cada cual opine, el plan sobrepasa cualquier expectativa del mayor de los sabios del planeta. El peor problema parece ridículo comparado con ese plan, son sólo pataletas de un niño que quiere su caramelo, una vida. La cuerda se tensa cada vez más, y nunca importa, tan sólo es una vida más, sin sentido alguno, sin futuro, nada que sea apreciable al final. ¿Qué más da un libro menos? ¿Quién tiene derecho a traer al mundo una nueva vida? ¿Acaso nos creemos dioses para ir defendiendo ideologías que nada tienen que ver con la realidad? ¿Somos acaso mejores que cualquier otro que propone algo que nos parezca una locura? ¿Por qué es tan importante la felicidad si no influye en nadie más que nosotros? ¿Qué vale la pena realmente? ¿Cuándo es importante callar? ¿Hay que hablar alguna vez si nunca tenemos la razón en nuestros labios? ¿Los ojos con los que miramos son los correctos? ¿Es el tiempo un impedimento o lo somos nosotros para él?
Miles y miles de preguntas que nunca tendrán respuesta, alegando que son demasiado absurdas para que nadie se las plantee. Todo cierra el círculo, todo fluye en una habitación cerrada por fuera, y en la que se puede escuchar una melodía inacabada de la que ya sabemos el final.